Cultura Popular y Cultura Oficial
En la sociedad existen dos tipos de cultura: Cultura oficial y cultura popular, ambos tipos
interrelacionados o independientes que de acuerdo con los intereses sociales que les
determinan, así interpretan de forma distinta los valores de la cultura popular.
La cultura popular es entendida como un proceso cotidiano de supervivencia que se
manifiesta en una serie de hechos que el pueblo asume, adquiriendo formas tradicionales
de comportamiento, podríamos decir que cultura se hace como una forma tradicional de
comportarse, y es un elemento vital que no está adicionado como suelen estar otros tipos
de manifestaciones culturales, generalmente vinculadas con la clase dominante, que están
directamente empleadas con esquemas que muchas veces no son o no se originan en estas
dinámicas que provocan el diario vivir.
Siendo así la cultura popular es contraria a la cultura del poder, en su conjunto, tanto en lo
tradicional y en lo contemporáneo, la cultural popular se caracteriza por ser abierta, viva,
diaria, defensora del entorno de la naturaleza, es decir de toda la vida misma.
Mientras que la cultura oficial ha desarrollado mecanismo que distorsionan y manipulan la
auténtica expresión de la cultura popular, particularmente las costumbres y tradiciones del
Cantón Pujilí.
En la realidad latinoamericana, la cultura popular es una mezcla de la cultura europea y
autóctona cuyo sujeto histórico sería el mestizo, apareciendo entonces un mestizaje
cultural, dando lugar más tarde a lo que sería la identidad cultural de nuestro pueblo con su
capacidad de permanecer fieles a sus tradiciones históricas por su posibilidad de conservar
y desarrollar su núcleo más íntimo.
Es decir, nuestra cultura popular posee un carácter contestatario y a la vez alternativo, en la
práctica escenificada por sectores más favorecidos mediante la denominada “reacción
popular”, un carácter extraño al estado que lleva consigo elevadas expectativas y una gran
dosis de desconcierto. Aquí se hace el manejo de muchos símbolos en medio de una
confusión de sentimientos.
Un autor sostuvo que: La perspectiva de verse frente a tal estado significa que los
conceptos recibidos de la justicia, poder, autenticidad, identidad están amenazados por las
exigencias de un estado nacional efectivo en el mundo contemporáneo.
Esta dislocación
conceptual o el cuestionamiento de las formas más familiares de percepción moral e
intelectual y el gran cambio de sensibilidad por lo tanto producido, constituye el tema
propio de los estudios culturales sobre la política en un nuevo estado. (Geertz, 1997, p.26)
Es muy fácil percibir este tipo de cambios de mentalidad, no solo porque sus
manifestaciones son muy variadas e indirectas, sino porque son vacilantes, inciertas y
contradictorias. Una creencia, una práctica, una idea o una institución condenada por
atrasada a menudo es celebrada por la misma gente como la esencia misma de la
contemporaneidad; y otras ideas e instituciones o creencias atacadas por extranjeras suelen
ser saludadas como la expresión sagrada del alma nacional.
Este carácter contestatario de la cultura popular es anárquico en el sentido literal que no
está gobernado, pero no en el sentido popular de desorden; por ello en alguna de las
decisiones más críticas relativas a la dirección de la vida pública no se toman en los
parlamentos ni en los comités gubernamentales, se las toma en las esferas no formalizadas.
En la actualidad en el Ecuador y la mayoría de los países de América Latina , sufren un
deterioro de los valores culturales producto de la influencia de culturas extranjeras; el
modernismo y la baja autoestima de quienes no sabemos valorar lo nuestro.
Un autor sostuvo que las respuestas comunes que los sectores populares dan a la
experiencia de la imposición aculturativa de las políticas estatales son: el resurgimiento de
lo colectivo, lo comunal, la solidaridad, el intercambio; la informalidad económica, política
y cultural, en suma, el resurgimiento de una variedad de identidades locales y regionales,
étnicas y urbano periféricas con un creciente protagonismo consciente de todos los
procesos culturales. ( Sánchez, 1982, p.44)
Moya (1987, p. 123) fundamenta las potencialidades utópicas del movimiento y
organizaciones indígenas en un sin número de análisis de símbolos culturales y objetos
culturales, “haciendo hincapié en la necesidad de conservar y potenciar la cultura de
nuestros pueblos y nacionalidades, incluyendo los avances científicos que estén a favor de
los intereses más urgentes del hombre”.
Debemos tomar en cuenta que los valores y significantes populares contraponen lo
colectivo y comunal a la empresa privada, la solidaridad y el intercambio al individualismo
competitivo; y lo más significativo, su creciente participación consciente en los procesos
culturales a la necrófila imposición acumulativa. Valores y significantes mucho más
cercanos al modelo de desarrollo de la escala humana, que al paradigma neo-liberal.
Los valores son más resistentes al cambio y las pautas, pues la adhesión de un valor es
síntesis de razonamiento y de intuición y toda adhesión implica la aceptación emotiva de
un ideal como principio del ser y del obrar personales.
Este cargo emocional se mueve siempre en un ambiente de ambigüedad racional,
característica fundamental de nuestras normas jurídicas, ya que la emotividad tiene
esquemas distintos de lo racional y puede hacer coexistir valores que ocasionalmente no
podrían permanecer juntos, este fenómeno explica de alguna manera la abultada demanda
de interpretación de leyes al legislador.
Cuando hay cambios en la sociedad aparecen valores sustitutivos que pueden convertirse
en valores dominantes. En esta línea de reflexión, el cambio de valores muchas veces es
una nueva jerarquización de los ya existentes, más que la creación de valores realmente
nuevos.
Dentro de esta corriente se generan en nuestros países modelos culturales alternativos,
contra hegemónicos, auto gestionables, más democráticos, interculturales, con una visión
crítica del problema. Es posible que el rango de generalización sea limitado, pero es un
primer paso para continuar con el análisis de este problema de investigación que
consideran fundamental y de suma importancia dentro del ámbito cultural.


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