jueves, 4 de febrero de 2016

Cultura Popular y Cultura Oficial                                                         


En la sociedad existen dos tipos de cultura: Cultura oficial y cultura popular, ambos tipos interrelacionados o independientes que de acuerdo con los intereses sociales que les determinan, así interpretan de forma distinta los valores de la cultura popular. La cultura popular es entendida como un proceso cotidiano de supervivencia que se manifiesta en una serie de hechos que el pueblo asume, adquiriendo formas tradicionales de comportamiento, podríamos decir que cultura se hace como una forma tradicional de comportarse, y es un elemento vital que no está adicionado como suelen estar otros tipos de manifestaciones culturales, generalmente vinculadas con la clase dominante, que están directamente empleadas con esquemas que muchas veces no son o no se originan en estas dinámicas que provocan el diario vivir. 
                                                                                   

Siendo así la cultura popular es contraria a la cultura del poder, en su conjunto, tanto en lo tradicional y en lo contemporáneo, la cultural popular se caracteriza por ser abierta, viva, diaria, defensora del entorno de la naturaleza, es decir de toda la vida misma. Mientras que la cultura oficial ha desarrollado mecanismo que distorsionan y manipulan la auténtica expresión de la cultura popular, particularmente las costumbres y tradiciones del Cantón Pujilí. En la realidad latinoamericana, la cultura popular es una mezcla de la cultura europea y autóctona cuyo sujeto histórico sería el mestizo, apareciendo entonces un mestizaje cultural, dando lugar más tarde a lo que sería la identidad cultural de nuestro pueblo con su 

capacidad de permanecer fieles a sus tradiciones históricas por su posibilidad de conservar y desarrollar su núcleo más íntimo. Es decir, nuestra cultura popular posee un carácter contestatario y a la vez alternativo, en la práctica escenificada por sectores más favorecidos mediante la denominada “reacción popular”, un carácter extraño al estado que lleva consigo elevadas expectativas y una gran dosis de desconcierto. Aquí se hace el manejo de muchos símbolos en medio de una confusión de sentimientos. Un autor sostuvo que: La perspectiva de verse frente a tal estado significa que los conceptos recibidos de la justicia, poder, autenticidad, identidad están amenazados por las exigencias de un estado nacional efectivo en el mundo contemporáneo. 

Esta dislocación conceptual o el cuestionamiento de las formas más familiares de percepción moral e intelectual y el gran cambio de sensibilidad por lo tanto producido, constituye el tema propio de los estudios culturales sobre la política en un nuevo estado. (Geertz, 1997, p.26) Es muy fácil percibir este tipo de cambios de mentalidad, no solo porque sus manifestaciones son muy variadas e indirectas, sino porque son vacilantes, inciertas y contradictorias. Una creencia, una práctica, una idea o una institución condenada por atrasada a menudo es celebrada por la misma gente como la esencia misma de la contemporaneidad; y otras ideas e instituciones o creencias atacadas por extranjeras suelen ser saludadas como la expresión sagrada del alma nacional. 

Este carácter contestatario de la cultura popular es anárquico en el sentido literal que no está gobernado, pero no en el sentido popular de desorden; por ello en alguna de las decisiones más críticas relativas a la dirección de la vida pública no se toman en los parlamentos ni en los comités gubernamentales, se las toma en las esferas no formalizadas. 
En la actualidad en el Ecuador y la mayoría de los países de América Latina , sufren un deterioro de los valores culturales producto de la influencia de culturas extranjeras; el modernismo y la baja autoestima de quienes no sabemos valorar lo nuestro. Un autor sostuvo que las respuestas comunes que los sectores populares dan a la experiencia de la imposición aculturativa de las políticas estatales son: el resurgimiento de lo colectivo, lo comunal, la solidaridad, el intercambio; la informalidad económica, política y cultural, en suma, el resurgimiento de una variedad de identidades locales y regionales, étnicas y urbano periféricas con un creciente protagonismo consciente de todos los procesos culturales. ( Sánchez, 1982, p.44) Moya (1987, p. 123) fundamenta las potencialidades utópicas del movimiento y organizaciones indígenas en un sin número de análisis de símbolos culturales y objetos culturales, “haciendo hincapié en la necesidad de conservar y potenciar la cultura de nuestros pueblos y nacionalidades, incluyendo los avances científicos que estén a favor de los intereses más urgentes del hombre”. 

Debemos tomar en cuenta que los valores y significantes populares contraponen lo colectivo y comunal a la empresa privada, la solidaridad y el intercambio al individualismo competitivo; y lo más significativo, su creciente participación consciente en los procesos culturales a la necrófila imposición acumulativa. Valores y significantes mucho más cercanos al modelo de desarrollo de la escala humana, que al paradigma neo-liberal. Los valores son más resistentes al cambio y las pautas, pues la adhesión de un valor es síntesis de razonamiento y de intuición y toda adhesión implica la aceptación emotiva de un ideal como principio del ser y del obrar personales.

Este cargo emocional se mueve siempre en un ambiente de ambigüedad racional, característica fundamental de nuestras normas jurídicas, ya que la emotividad tiene esquemas distintos de lo racional y puede hacer coexistir valores que ocasionalmente no podrían permanecer juntos, este fenómeno explica de alguna manera la abultada demanda de interpretación de leyes al legislador. 

Cuando hay cambios en la sociedad aparecen valores sustitutivos que pueden convertirse en valores dominantes. En esta línea de reflexión, el cambio de valores muchas veces es una nueva jerarquización de los ya existentes, más que la creación de valores realmente nuevos. Dentro de esta corriente se generan en nuestros países modelos culturales alternativos, contra hegemónicos, auto gestionables, más democráticos, interculturales, con una visión crítica del problema. Es posible que el rango de generalización sea limitado, pero es un primer paso para continuar con el análisis de este problema de investigación que consideran fundamental y de suma importancia dentro del ámbito cultural.  

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