jueves, 4 de febrero de 2016

Religiosidad Popular Andina y Sincretismo

Religiosidad Popular Andina y Sincretismo 

Se sabe que en todas las sociedades, la religión funciona como un sistema cultural, supone una experiencia histórica, se funda en principios religiosos y culturales; las relaciones solidarias adquieren un carácter sagrado. El hombre nativo de América mantuvo una relación profunda con la naturaleza; ésta era el centro de su religiosidad, por medio de ella se daba su relación con lo sagrado. Galindo (1986, p.26) menciona que la cosmovisión religiosa de la cultura precolombina estaba determinada esencialmente del comportamiento de los elementos de la naturaleza como: sol, viento, agua, que eran manifestaciones de lo sagrado, además los hombres andinos no imaginaron un mundo creado de la nada, siempre había existido el universo. No existía un dios sino varios, los dioses se limitaban a aclarar, fijar y determinar, la forma, cualidades y funciones del cosmos. Frente a esta realidad cultural religiosa, los españoles imponen otra concepción de lo sagrado, un Dios extraño al hombre indígena; pero la religiosidad indígena no pudo ser destruida produciéndose una mezcla de elementos precolombinos y religiosidad cristiana, cultos simultáneos a los santos y a la naturaleza. El sol, los cerros, las lagunas eran objetos 25 de ciertos ritos devocionales por parte de los indígenas para obtener beneficios y evitar daños. Los dioses de los indios son suplantados por nuevos dioses, mediatizados ritos a través de vírgenes y santos, cuyos cultos se los hacen mediante ritos como en la fiesta religiosa popular.

Religiosidad Popular Andina



Sincretismo 

La Fiesta Popular

La Fiesta Popular 

Dentro de los procesos de constitución de las manifestaciones culturales populares, la Cultura Popular revela un modo de producción más colectivo que individual y su principal función sociológica es precisamente reproducir las cohesiones e identidades de un grupo humano. En este caso de estudio se ubica dentro de estas celebraciones globales denominadas “Fiesta Popular”, en donde cohesionan y coexisten elementos como: juegos, danzas, ritos, música etc, los mismos que se despliegan en grandes espacios abiertos y al aire libre, la 27 plaza, el pretil de la iglesia. Tiene un carácter fuertemente ritualizado y sagrado, es inseparable de la religión y se rompe con el tiempo normal. Tiene un carácter colectivo del fenómeno festivo como expresión de una comunidad local. Ningún objeto tiene garantizado eternamente su carácter popular porque haya sido producido por el pueblo o éste lo consume con avidez: el sentido y el valor popular o populares se van conquistando en las relaciones sociales.


El Folklore y la Cultura Popular

El Folklore y la Cultura Popular 

Alberto Cajigas (2000, p. 156) menciona que el Folklore “proviene del inglés folk que significa “pueblo” y lore que significa “ciencia, saber”. En nuestro idioma significa el saber popular y abarca el estudio de las tradiciones, creencias y costumbres de un pueblo en cada nación.” Los estudios sistemáticos sobre folklore aparecen en el año 60 en América Latina y cabe enunciar que fue en Argentina donde se preocupan por estudiar las tradiciones populares, sobre todo aquello que representa el sentir común del pueblo, la búsqueda del “alma nacional”. En una primera fase se toma como aspectos del folklore a los cantares, las fiestas, las creencias, la música, la literatura, entre otros fenómenos culturales, dando así relevancia a las culturas propias de cada sector, región, pueblo o lugar. 30 A medida que el tiempo ha trascurrido, han evolucionado los estudios sobre el tema y puntos de vista de los autores. Carvalho (2001, p.64) manifiesta que el folklore “es una ciencia que estudia determinado tipo de hecho social, que se caracteriza principalmente por ser anónimo y no institucionalizado y eventualmente por ser antiguo, funcional y pre lógico”. Cortázar (2003, p. 89) Los fenómenos folklóricos son producto de un proceso, aunque lento, es dinámico, cuyas características son las de ser colectivos, socializadores, vigentes, populares, empíricos, orales, funcionales, tradicionales, armónicos y geográficamente localizados. Como vemos estos y otros autores coincidirán en que el folklore es parte de la cultura popular, enmarcado dentro de un proceso socio-cultural e histórico, basado en la memoria colectiva. Al ser dinámico se adapta a los cambios sociales manteniendo la esencia de lo popular, cuyos elementos son transmitidos a través del tiempo; y cuyo objetivo es el rescate de la nacionalidad en el proceso de conformación de la identidad cultural de un pueblo.


Síntesis Histórica del Cantón Pujilí

Síntesis Histórica del Cantón Pujilí 


Fausto Segovia (2002, p. 34) manifiesta que “la tierra Pujilí, libérrimo cantón, apacible y tranquilo, se encuentra situado a diez kilómetros de Latacunga, cuya cabecera cantonal lleva el nombre de cantón Pujilí, se encuentra en las faldas de la colina Sinchasuasín, su nombre tiene origen en los PUGSHILIS Y CULLAS, habitantes que poblaron estas tierras desde épocas remotas.
Proviene el vocablo quichua PUGSHILÍ, población fundad por Alonso Sancho Duchicela, cuyo significado para algunos tratadistas es “Posada de Juguetes” y para otros “ Olor a Soga”, nos inclinamos por la primera determinación, posada de juguetes, debido a que sus habitantes se dedican a la alfarería y formaban juguetes de barro que existen hasta nuestros días. 

Lugares Turísticos de Pujilí 

Los lugares turísticos del cantón Pujilí, de mayor importancia son: La colina del Sinchaguasín, el Centro Artesanal el Rosal, la hermosa Iglesia de tipo colonial, la hacienda del Niño de Isinche, la hermosa laguna del Quilotoa, la parroquia la Victoria con su riqueza alfarera, el paisaje serraniego típico de Pujilí, las aguas termales de Tigua y sus pintorescos cuadros, en donde los indígenas realizan sus tareas en cuero de borrego como verdaderos artistas, la cestería de Zumbahua, las Higras y Sogas del sector Oriental, entre otras. 

Las Costumbres y Tradiciones 

En los distintos grupos humanos o en cada pueblo existen costumbres y tradiciones propias que entrañan en sus características culturales, estas tradiciones son las prácticas que se realizan cotidianamente como el caso del pueblo de Pujilí, que ha tomado importancia de resonancia nacional e internacional con respecto al caso de los festejos de Corpus Christi. Las tradiciones de nuestro pueblo se han transmitido de generación en generación a través de los años y que van heredándose de padres a hijos, capaz que aflore y no perezca en el olvido. 

Corpus Christi

El Corpus Christi 

La fiesta de corpus Christi, cuerpo de Cristo tiene sus raíces en los inicios del culto católico, ya que se trataba de honrar a Jesucristo en la sagrada eucaristía, instituida por el propio Jesucristo la víspera de su pasión y muerte en la última cena y mandada a repetirla como “memorial de su sacrificio”  La profunda devoción a la Eucaristía en el pueblo pujilense se expresa a lo largo del tiempo en la celebración solemne del jueves santo (en conmemoración del día de la institución de la eucaristía), en la existencia familiar y comunitaria en la misa dominical y de los jueves, en la devota celebración de las cuarenta horas permite pensar y afirmar que las festividades de Corpus Christi fuera instaurado ya por los religiosos como folklórica, la misma que se la realiza para celebrar con especial solemnidad. A la cual no se le puede dar todo su esplendor el día Jueves Santo por formar parte del triduo Sacro, dentro de la Semana Santa, que incita al recogimiento y a la penitencia; la forma como se ha venido celebrando en el transcurso del tiempo, la procesión con el Santísimo, los danzantes y los castillos en las octavas de las fiestas tiene variadas interpretaciones que se pueden recoger como válidas. Segovia En el campo religioso no han faltado quienes recordando el Arca de la alianza cuando salía a las tiendas de campaña llevándola procesionalmente, acompañando con música, danzas, y cánticos y albazos han querido ver en tantas manifestaciones populares durante la octava, la celebración de la fiesta de la comunidad que se reúne en torno a Cristo para darle un paseo por la ciudad, festejarle y compartir la fraternidad y los frutos de la tierra. 

El Danzante de Pujilí 

Conocido como “Sacerdote” en honor a la fiesta de la cosecha, es el personaje central de la celebración del Corpus Christi, que entrega a toda la población en el tradicional paseo procesional que combina la tradición, las creencias ancestrales y la religiosidad popular. Esta fiesta tiene reconocimiento nacional, y se realiza el mes de junio. El baile del Danzante proviene de Anta Citua y CápacCitua de los Incas. El primero realizaba en julio, cuando los “oficiales y soldados con las mejores galas”; morriones dorados, plumajes, joyas y armas de cobre bruñidas, resplandeciendo en las manos para utilizarlas en juegos y figuras militares durante el baile. 

 Realización de la Fiesta 

Conscientes de que ser danzante les da un privilegio dentro de su comunidad, todos quisiera ser danzantes, pero por lo costoso de la fiesta pocos son los que alcanzan este privilegio. Toda la comarca sabe la persona o quién es el danzante principal o prioste de la fiesta, éste tiene que buscar en sus allegados y vecinos a aquellas personas que los acompañarán como danzantes, éstos junto con el danzante principal son en número de seis, estos están desde los repasos al mando del alcalde de la comunidad quien les inventiva con su vara de mando a que bailen quien con su voz fuerte les dice en quichua “Dansay, dansay, muguiquingachasna” que traducido a nuestro idioma significa bailen, bailen, vuelta, vuelta, así, a este pedido los danzantes al ritmo del pingullo y el tambor ejecutan unos pasos muy hermosos que hacen notar la gallardía del que danza.


La Mesa del Danzante 

Esta mesa consiste en tender en el suelo chalinas nuevas multicolores simulando manteles, estaba precedida por el danzante a quien los indígenas se acercaban y diciéndole “Sr. Danzante” depositaban en ella látanos, naranjas, pan, ají y sal en grano, una vez llena la mesa era recogida por el prioste, en agradecimiento el danzante ordenaba que sirvan a sus 45 acompañantes suculento platos de barro con sopa de arroz con carne de borrego sacrificado la víspera y que era preparada por las personas encargadas de la cocina. 

Vestimenta del Danzante 

La vestimenta original del danzante era muy hermosa, consistía en muchas prendas, las esposas y familiares las ayudaban a vestirse, estas prendas eran las siguientes: La cabeza está formada por un sombrero del cual sale una especie de penacho coronado con plumas de colores en la parte frontal cruza una sarta de monedas antiguas de plata que llegan a caer sobre la frente del danzante, su rostro es cubierto por una careta metálica esta figura grande en forma de escudo es adornada con una gran estrella llena de espejos, complementan el adorno una serie de baratijas (anteriormente fueron de oro) en los extremos del cabezal adornados con águilas, escudos y otras figuras.
Para ponerse este adorno en la cabeza necesariamente, se pone un pañuelo para evitar lastimarse con el roce continuo del sombrero, el danzante tiene bigotes y peluca. En la parte de atrás comenzando el origen del plumaje cae una banda de hermosos colores adornada con espejos, cintas, bordados y otros adornos hasta llegar a la altura de las caderas.
Usa pantalón blanco bordado en la parte inferior, camisa blanca, sobre la camisa cruza una banda blanca bordada con mangas anchas, sobre esta va el tajalí forrada de papel deslumbrante y adornada con joyas de oro y plata, los espejos van casi en toda la vestimenta. Desde los hombros y espalda caen tiras largas y un tanto anchas sujetas a un soporte de madera representando a los colores del arco iris que es cargada y sostenida por una faja de colorantes.
Sobre las piernas del danzante se encuentra sujeta la saya sobre el cual existen diversos adornos de metal y los infaltables espejos. Sus manos están cubiertas con guantes sean de color verde o blancos, su mano derecha sostiene el alfanje, sus piernas y bajo el pantalón por medio de correas se sujetan los cascabeles que van tintineando al bailar produciendo un bello son al ritmo del pingullo y el tambor. El danzante es la representación auténtica del folklore pujilense que tiende a desaparecer en su apariencia original pero se trata de mantener vigente en nuestro cantón rescatando lo hermoso que es este singular personaje.

Personajes

Personajes 

Alcalde 

Es el organizador de esta proyección de Inti Raymi o Fiesta del Sol. Una vez que por voluntad y devoción ha “tomado la vara”, con meses de anticipación busca candidatos y los compromete con el

Prioste

En la fiesta de Danzantes el prioste se coloca en primer lugar con su esposa y su familia. Lleva en sus manos el guión, que es una insignia del priostazgo.

Oficiales, Tamboneros y Pingulleros 

Los oficiales son músicos experimentados durante muchos años. Los tamboneros y pingulleros tocan los instrumentos que han adquirido y curado para evitar la destrucción, especialmente el cuero de borrego de los tambores.

Danzante y Cargadores 

Tienen a su servicio al Huma Cuida, quien complace al danzante en todos los caprichos y carga la pesada cabeza cuando el danzarín se agota. Provistos de suntuosa indumentaria en la que sobresalen la cabeza, el tajalí y la ropa blanca que son los baluartes de la fiesta.  Servicios Reparte comidas y bebidas a familiares e invitados.

Cantineros 

Son indígenas encargados de cuidar que no se agoten los licores en momento que el Alcalde y demás personajes brindan las bebidas a los espectadores.
Bodegueros Resguardan las pertenencias del prioste y del Alcalde durante los días del festejo, especialmente cuando los invitados son numeroso.
Cocineros Hombres y mujeres colaboran de la preparación en grandes pailas, ollas y recipientes: patatas, mote, arroz, salsa de cebolla, cuyes, gallinas y otros aparejos gastronómicos que servirán para distribuir a los invitados.

Aguateros 

Son los encargados de que en la casa no falte la suficiente cantidad de agua para preparar los alimentos y otros menesteres.

Coheteros 

Son quienes lazan la volatería y juegas los juegos artificiales.

Ropayo 

Suele poseer toda la trajería del danzante, parte comprada, parte herencia de sus antepasados y el resto confeccionada con su propia habilidad.

Huma Cuida 

También lo denominan Huma Marca y es el encargado de cuidar la cabeza del danzante cuando el personaje no la lleva.

La Mujer del Danzante 

Ataviada con cintas multicolores, anacos de bayetilla y rebozos de seda, en la cintura amplias fajas, sombrero de paño, aretes de plata, collares de mullos, etc., p

Fiestas del Niño de Isinche

Fiestas del Niño de Isinche

 En cada pueblo y en cada lugar existen diferentes costumbres y tradiciones propias de cada uno de ellos; estas costumbres y tradiciones son las prácticas que cotidianamente realizan sus habitantes. En el caso particular de cantón Pujilí, en las últimas décadas ha tomado caracteres de resonancia nacional y por qué no decirlo últimamente también a nivel internacional. 

Historia y Leyenda del Niño de Isinche 

El Divino Niño de Isinche es una figura escultórica, en madera, del Niño Jesús, en posición recostada, que se encuentra en la hacienda Isinche Grande del cantón Pujilí, en la provincia de Cotopaxi. Por el hecho de que esta iglesia se halla en los predios de la propiedad privada de la hacienda Isinche Grande se conoce a esta figura del niño Jesús con el nombre de Divino Niño de Isinche, objeto de una gran devoción y veneración desde tiempos coloniales hasta nuestros días, en su inicio por parte de los trabajadores de la hacienda y de los pobladores de la localidad de Isinche Grande y, con el devenir del tiempo, extendida por efecto de la fe Católica a los pobladores de otras localidades, la fe y gran devoción a favor del niño de Isinche encuentra su explicación en la gran cantidad de milagros y favores que ha prodigado esta imagen. 
No existe una relación escrita que narre con precisión el origen de la imagen del niño Jesús en honor a quien se construyó la hermosa iglesia en la hacienda Isinche Grande, por lo que dicho origen se ha transmitido únicamente de manera espontánea u oral, constituyéndose en simple leyenda, pero contada con seriedad y respeto. Así, la leyenda narrada que ha llegado hasta nuestros días concede a la imagen del Niño una antigüedad que se remonta a inicios del siglo XVIII y hace relación al arribo de un mular a la hacienda Isinche Grande, de los que se recibían periódicamente en el obraje cargados de fardos de lana para ser procesados, que se habría acostado en los predios de la hacienda y presentaba una férrea resistencia a levantarse, muy a pesar de los esfuerzos su arriero por hacerle caminar, actitud que obligó al encargado de esa faena a retirar los bultos del lomo de este animal en el mismo sitio en que la bestia se había acomodado, supuestamente a descansar. Una vez retirado el bulto de su lomo el mular se habría levantado presuroso y dirigido al lugar en donde se encontraban los demás animales de carga. 



Construcción de la Iglesia de Isinche Grande.- La iglesia ubicada en los predios de la hacienda Isinche Grande de Pujilí, es la edificación más importante de la localidad del 53 mismo nombre, tanto por su valor arquitectónico y artístico cuanto por la connotación religiosa que tiene para esta zona. Las permanentes peregrinaciones que se vienen realizando a esta pequeña iglesia desde épocas coloniales, así como la magnificencia de los cultos y fiestas que allí se organizan, han llegado a convertirla en un pequeño pero verdadero santuario. 

El Ropero del Divino Niño 


Uno de los aspectos más sobresalientes e indicativos de la inquebrantable fe de los feligreses tienen en el Divino Niño de Isinche constituye el atractivo, variado y bien provisto ropero que posee. 
Se ha convertido en una verdadera tradición que las personas que han recibido un milagro del Divino Niño, o le solicitan la realización de un determinado favor le hacen confeccionar, a la medida del Divino Niño, hermosos trajes de distinto tipo, que pueden ser el uniforme o distintivo de la profesión de dicho feligrés, por esta razón el ropero ha llegado a acumular una enorme variedad de trajes: de oficial de ejército, de la marina, de la aviación, de la policía, de los bomberos; así como vestuarios de pastor, de danzante, de torero y de indígena o uniformes de todas las escuelas y colegios del sector, a los que se incluyen diferentes disfraces de personajes que intervienen en las festividades de diciembre y enero que se realizan en su honor.

El Pase del Niño de Isinche 



Durante el trascurso del año son muchas las fiestas que los devotos del Divino Niño de Isinche organizan en su honor, pero dos de ellas, la del 24 y 25 de diciembre y las del 1 de enero, denominada Pase del Niño, son las que tienen mayor importancia y trascendencia, tanto por su carácter y magnitud, cuanto por el colorido y belleza de los trajes de los disfrazados que en ella intervienen, lo que se complementa con el frenesí y profunda devoción de los participantes, todo lo cual le da una particularidad sacramental. 

En cuanto a los disfraces, se dice que las personas que recibieron determinados favores o milagros del niño deben disfrazarse como un agradecimiento, participando así en una misa que ellos pagan en honor del niño; en esta misa acostumbrar nombrar priostes en forma anual, los que han sido nominados como priostes deben aceptar este nombramiento para no ser castigados por el niño.
Dichos priostes preparan la misa (fiesta) con mucha anticipación, es ahí donde existe una gran cantidad de disfrazados con vestimentas lujosas y representando a diferentes personajes, para lo cual gastan ingentes cantidades de dinero y piden préstamos o jochas a todos sus familiares y vecinos, por lo cual deben trabajar durante todo el resto del año y así poder pagar las deudas adquiridas en dicha fiesta. El sinnúmero de disfraces que se presentan para conformar la comparsa que acompaña al niño está compuesta por personas de diferentes lugares de la patria, quienes se dan cita para venerar la sagrada imagen del Niño de Isinche.  

Preparativos para la Fiesta 


En primera instancia y por lo general, con unos dos o tres años de anticipación, una persona devota del Niño de Isinche casi siempre un lugareño, por voluntad propia se ofrece para pagar todos los gastos que demandará esta celebración, quien se convierte de esta manera “Prioste” de la fiesta. Para ayudar al prioste sus amigos, parientes y otros voluntarios contribuyen con distinto tipo de donaciones (licor, banda de músicos, animales, comida, disfrazados, etc.), conocidas con el nombre de “Jocha” (igual en especie, cantidad y valor) de parte del prioste cuando éste actúe, en reciprocidad, con su “jochante”. 
El número de disfrazados que participarán en la fiesta es muy importante y éste depende de la capacidad económica del prioste, la misma que se desarrolla en tres días consecutivos de la siguiente manera: 
El primer día, se denomina el día de las vísperas un grupo de personajes, disfrazados a la usanza folklórica tradicional del lugar, se dirige a la iglesia de Isinche Grande para recoger la imagen del Divino Niño y portara a la casa del prioste, en la que se lo colocará en una nacimiento o belén diseñado exclusivamente para este propósito, a continuación de los cual tendrá lugar una gran fiesta en la que habrá derroche de comida y bebida, así como de música y bailes tradicionales.
El segundo día, el acto principal de este día consiste en una misa que se ofrece en la iglesia de la hacienda de Isinche Grande, la que culmina con una multitudinaria y colorida procesión que, con carácter de solemne y corta romería, se efectúa desde la localidad de Isinche Grande hasta el cantón Pujilí, este es, propiamente, el mencionado “Pase del Niño de Isinche”, cuyo componente principal es la imagen del Divino Niño que cierra la 56 procesión y es portado en una urna especial, acompañado de un grupo de cantoras del lugar, que forman un coro muy especial que entona canciones, junto a la imagen del Niño irán también la veladoras mujeres que llevan hermosas y grandes velas, elegantemente decoradas; así como también los saumeriantes. 



Tercer día, es conocido como el día de las tareas en razón de que el prioste asigna diferentes responsabilidades a los principales personajes que integraron la procesión del día anterior, deberes que están encaminados a satisfacer algunas necesidades de la fiesta, por ejemplo, conseguir, de cualquier manera más comida para la continuación de la fiesta; hierva para los animales que participaron en las comparsas. Estas tareas o especie de ordenanzas, serán satisfechas de manera inmediata y obligatoria. 

El Abanderado de las Almas

El Abanderado de las Almas 




Dentro del rico folklore pujilense, una de sus manifestaciones de mayor relieve es el Abanderado de las Almas, Categoría folklórica de corte pagano-religioso. 

El tradicional “Abanderado de las Almas” están tendiendo a la desaparición, este es el motivo por el cual el pueblo pujilense trata de rescatarlo en su máxima expresión en especial tratamiento de rescate y representación se encuentra el Colegio Experimental “Provincia de Cotopaxi” que ha recopilado la esencia misma del abanderado de las almas, con los disfraces de los negros, que van recitando loas que en ocasiones son de carácter picaresco con el afán de dedicar a las personas tales como: autoridades, amigos y otros.

 Debemos recopilar la esencia misma del abanderado de las Almas y representarlo con un verdadero colorido folklórico haciendo reminiscencia las épocas pasadas y respetando las anteriores generaciones. En esta comparsa podemos encontrar la historia de los antepasados reflejados en personajes auténticos, desde la llegada de los españoles con sus esclavos negros a nuestra tierra natal. 

Religión y Poder Político

Religión y Poder Político 

En el transcurso del tiempo muchos son los problemas que el ser humano ha tenido que resolver para organizarse o conseguir logros y por ello todo pueblo debe tener ciertas normas de comportamiento que posibiliten un orden en la conducta de sus integrantes. Con la existencia de una gran diversidad de culturas, cada una cuenta con normas de conducta propias, diferentes formas de vida y distintas maneras de resolver sus problemas. 

                                                   


Dependiendo de sus normas y sus ideales, han creado dioses sobrenaturales, dominando el medio físico aprendieron a usar el suelo para producir alimentos, cuidar su familia, a curar a sus enfermos y desarrollar el arte; estas prácticas tradicionales han sido usadas en forma restringida, siendo prácticas mantenidas por individuos, núcleos familiares y transmitidos de generación en generación, dando lugar a la organización política, la estratificación social, organización económica y prácticas religiosas. En este contexto, la sociología cultural ha prestado principal atención a una parte de la ideología de los pueblos primitivos que se denomina religión como un elemento cultural a través del cual se ejerce poder.

El punto de partida sociológico está en el hecho de que la religión es un fenómeno observable que ella aparece y se cumple de un modo necesario en todas las sociedades de la tierra, mientras que el poder muchas veces se cubre tras su manto sagrado. La práctica social de la religión motivará a los seres humanos a expresarse conforme a las experiencias cotidianas, y es así como se irán configurando las diferentes concepciones del mundo. Para comprender lo que entendemos por religión es necesario analizar las siguientes puntualizaciones.

El punto de partida de la religión es la creencia de que existen seres sobre naturales; existen categorías universales de comportamiento, y estos tipos de comportamiento están organizados en rituales, en sistema de creencias e instituciones de culto. Al mismo tiempo se entiende por ritos, al conjunto de formas ceremoniales para la realización del culto en una religión determinada. Seladoc (1976, p.43) sostiene que los ritos tienen evidentemente carácter colectivo; se dividen en diferentes clases, por ejemplo que en el caso pertinente a este estudio sería la iglesia; es decir, su misión consistente en hacer ingresar al hombre aislado dentro de lo colectivo. Según esto tenemos los ritos preliminares o de iniciación tienen el propósito simbólico de la purificación del individuo. Su forma más común, que viene desde el origen primitivo de la religión es la purificación por el agua, porque primitivamente tenía ella el sentido de una fuerza sobrenatural y bienhechora; lo que hoy se conoce como el bautizo. También existe una serie de ritos llamados la unión, que lleva el propósito de acercamiento del fiel a la divinidad.

Su forma suprema es el sacrificio. Este fenómeno tan particular casi exclusivo de las primitivas religiosidades, está unido estrechamente al origen de todas las religiones, y que, sociológicamente, tienen funciones determinadas, como nos lo explica a un autor. La primera de todas eminentemente religiosas, es la de reforzar la fe del creyente; en segundo término, tiene funciones de carácter colectivo: primero, por el fin que persigue, en general un bien propio del grupo, de beneficio para todos, como la existencia de una buena cosecha, el propósito de que los campos reciban la acción fundamental de la lluvia, o intenciones puramente sociales, como la victoria contra el enemigo, etc. (Rueda, 1982, p. 29-33) Al mismo tiempo, el sacrificio tiene también la función social de ser un principio de mantenimiento de la tradición, y de cohesión y acercamiento entre miembros del grupo. La religión es como una institución social formada por un conjunto de creencias y ritos religiosos de la iglesia.

Esta definición vincula a esta institución entre sí, por una fe común, cuyo propósito o finalidad perseguida es la creencia en Dios en el poder sobrenatural o de un ser extraterreno; lo cual influirá en las percepciones de las personas y por consiguiente en sus significados. Se puede hablar de un fundamento religioso de todo poder político y esta religiosidad de la que se nutre el poder es lo que permite explicar la servidumbre voluntaria de los individuos en las que se les hace creer a éstos que la dominación en lugar de tal es un servicio prestado a la entidad gobernante y la cual procuraría la protección al cuerpo social.

El ejército político reclama siempre una mitología fundadora y legitimadora que remite a lo religioso. Carretero (1990, p.205) indica que todos los políticos destacados son grandes conquistadores de almas por el carácter de la religiosidad de lo político, la eficacia de ésta radica en generar un sentimiento de comunidad compartido a través de la incitación a lo imaginario; “No hay Política sin Religión”. Enlazando a gente portando un conjunto de presupuestos comunes, desde esa perspectiva se explicaría la disolución de la individualidad en un nosotros, alimentado tanto con los regímenes fascistas, como por los emergentes movimientos populistas actuales.

Ideología

Ideología 


Como sabemos en Ciencias Sociales una serie de problemas se entendían a partir de los conceptos de ideología y conciencia que se identifican hoy con la noción de imaginario. Althuser (1977, p.17) mantiene que la ideología comprendida como relación maginara o ficticia entre el individuo y sus condiciones reales de existencia fue problematizada, en todas las esferas de la práctica humana, a partir de los aparatos de dominación que generan las representaciones sociales hegemónicas. 

Por ello es evidente que la ideología, constituye una parte fundamental de los sistemas socioculturales ya que entre otras funciones asegura la cohesión social; es precisamente a través de la ideología que los miembros de la sociedad aceptan el desempeño de los roles culturales, emocionales, políticos, etc. que les asigne el sistema. En consecuencia es necesaria una definición clásica de ideología. 

Ante lo cual un autor nos manifiesta que: La ideología es un estado históricamente determinado de la conciencia social. La elaboración de ideas y la representación del mundo aparecen originalmente como un reflejo tosco de la realidad, como un reflejo directamente entrelazado con la actividad practica humana. 

En cierto momento histórico, al aparecer la explotación del hombre y la necesidad del ejercicio del dominio y del poder, la conciencia social se distorsionan para producir ideología, es decir un sistema de ideas que permitan justificar el poder de unos hombres sobre otros. (Bartra, 1993, p.43) Se ve entonces cómo la ideología está íntimamente relacionada con el ejercicio del poder; éste a su vez se percibe simultáneamente como una fuerza negativa y positiva; su carácter es dialéctico y su modo operativo es siempre algo más que simplemente represor; el poder trabajó sobre y a través de la persona. 

Por un lado esto significa que la dominación nunca resulta tan completa como para experimentar el poder solo como una fuerza negativa. Por el otro lado significa que el poder se encuentra en la base de todas las formas de comportamiento en que las personas resisten, luchan o pelean por su imagen de un mundo mejor.

Religión y Poder Político

Religión y Poder Político 

En el transcurso del tiempo muchos son los problemas que el ser humano ha tenido que resolver para organizarse o conseguir logros y por ello todo pueblo debe tener ciertas normas de comportamiento que posibiliten un orden en la conducta de sus integrantes. Con la existencia de una gran diversidad de culturas, cada una cuenta con normas de conducta propias, diferentes formas de vida y distintas maneras de resolver sus problemas. 

                                                   


Dependiendo de sus normas y sus ideales, han creado dioses sobrenaturales, dominando el medio físico aprendieron a usar el suelo para producir alimentos, cuidar su familia, a curar a sus enfermos y desarrollar el arte; estas prácticas tradicionales han sido usadas en forma restringida, siendo prácticas mantenidas por individuos, núcleos familiares y transmitidos de generación en generación, dando lugar a la organización política, la estratificación social, organización económica y prácticas religiosas. En este contexto, la sociología cultural ha prestado principal atención a una parte de la ideología de los pueblos primitivos que se denomina religión como un elemento cultural a través del cual se ejerce poder.

El punto de partida sociológico está en el hecho de que la religión es un fenómeno observable que ella aparece y se cumple de un modo necesario en todas las sociedades de la tierra, mientras que el poder muchas veces se cubre tras su manto sagrado. La práctica social de la religión motivará a los seres humanos a expresarse conforme a las experiencias cotidianas, y es así como se irán configurando las diferentes concepciones del mundo. Para comprender lo que entendemos por religión es necesario analizar las siguientes puntualizaciones.

El punto de partida de la religión es la creencia de que existen seres sobre naturales; existen categorías universales de comportamiento, y estos tipos de comportamiento están organizados en rituales, en sistema de creencias e instituciones de culto. Al mismo tiempo se entiende por ritos, al conjunto de formas ceremoniales para la realización del culto en una religión determinada. Seladoc (1976, p.43) sostiene que los ritos tienen evidentemente carácter colectivo; se dividen en diferentes clases, por ejemplo que en el caso pertinente a este estudio sería la iglesia; es decir, su misión consistente en hacer ingresar al hombre aislado dentro de lo colectivo. Según esto tenemos los ritos preliminares o de iniciación tienen el propósito simbólico de la purificación del individuo. Su forma más común, que viene desde el origen primitivo de la religión es la purificación por el agua, porque primitivamente tenía ella el sentido de una fuerza sobrenatural y bienhechora; lo que hoy se conoce como el bautizo. También existe una serie de ritos llamados la unión, que lleva el propósito de acercamiento del fiel a la divinidad.

Su forma suprema es el sacrificio. Este fenómeno tan particular casi exclusivo de las primitivas religiosidades, está unido estrechamente al origen de todas las religiones, y que, sociológicamente, tienen funciones determinadas, como nos lo explica a un autor. La primera de todas eminentemente religiosas, es la de reforzar la fe del creyente; en segundo término, tiene funciones de carácter colectivo: primero, por el fin que persigue, en general un bien propio del grupo, de beneficio para todos, como la existencia de una buena cosecha, el propósito de que los campos reciban la acción fundamental de la lluvia, o intenciones puramente sociales, como la victoria contra el enemigo, etc. (Rueda, 1982, p. 29-33) Al mismo tiempo, el sacrificio tiene también la función social de ser un principio de mantenimiento de la tradición, y de cohesión y acercamiento entre miembros del grupo. La religión es como una institución social formada por un conjunto de creencias y ritos religiosos de la iglesia.

Esta definición vincula a esta institución entre sí, por una fe común, cuyo propósito o finalidad perseguida es la creencia en Dios en el poder sobrenatural o de un ser extraterreno; lo cual influirá en las percepciones de las personas y por consiguiente en sus significados. Se puede hablar de un fundamento religioso de todo poder político y esta religiosidad de la que se nutre el poder es lo que permite explicar la servidumbre voluntaria de los individuos en las que se les hace creer a éstos que la dominación en lugar de tal es un servicio prestado a la entidad gobernante y la cual procuraría la protección al cuerpo social.



El ejército político reclama siempre una mitología fundadora y legitimadora que remite a lo religioso. Carretero (1990, p.205) indica que todos los políticos destacados son grandes conquistadores de almas por el carácter de la religiosidad de lo político, la eficacia de ésta radica en generar un sentimiento de comunidad compartido a través de la incitación a lo imaginario; “No hay Política sin Religión”. Enlazando a gente portando un conjunto de presupuestos comunes, desde esa perspectiva se explicaría la disolución de la individualidad en un nosotros, alimentado tanto con los regímenes fascistas, como por los emergentes movimientos populistas actuales.

Cultura Popular y Cultura Oficial                                                         


En la sociedad existen dos tipos de cultura: Cultura oficial y cultura popular, ambos tipos interrelacionados o independientes que de acuerdo con los intereses sociales que les determinan, así interpretan de forma distinta los valores de la cultura popular. La cultura popular es entendida como un proceso cotidiano de supervivencia que se manifiesta en una serie de hechos que el pueblo asume, adquiriendo formas tradicionales de comportamiento, podríamos decir que cultura se hace como una forma tradicional de comportarse, y es un elemento vital que no está adicionado como suelen estar otros tipos de manifestaciones culturales, generalmente vinculadas con la clase dominante, que están directamente empleadas con esquemas que muchas veces no son o no se originan en estas dinámicas que provocan el diario vivir. 
                                                                                   

Siendo así la cultura popular es contraria a la cultura del poder, en su conjunto, tanto en lo tradicional y en lo contemporáneo, la cultural popular se caracteriza por ser abierta, viva, diaria, defensora del entorno de la naturaleza, es decir de toda la vida misma. Mientras que la cultura oficial ha desarrollado mecanismo que distorsionan y manipulan la auténtica expresión de la cultura popular, particularmente las costumbres y tradiciones del Cantón Pujilí. En la realidad latinoamericana, la cultura popular es una mezcla de la cultura europea y autóctona cuyo sujeto histórico sería el mestizo, apareciendo entonces un mestizaje cultural, dando lugar más tarde a lo que sería la identidad cultural de nuestro pueblo con su 

capacidad de permanecer fieles a sus tradiciones históricas por su posibilidad de conservar y desarrollar su núcleo más íntimo. Es decir, nuestra cultura popular posee un carácter contestatario y a la vez alternativo, en la práctica escenificada por sectores más favorecidos mediante la denominada “reacción popular”, un carácter extraño al estado que lleva consigo elevadas expectativas y una gran dosis de desconcierto. Aquí se hace el manejo de muchos símbolos en medio de una confusión de sentimientos. Un autor sostuvo que: La perspectiva de verse frente a tal estado significa que los conceptos recibidos de la justicia, poder, autenticidad, identidad están amenazados por las exigencias de un estado nacional efectivo en el mundo contemporáneo. 

Esta dislocación conceptual o el cuestionamiento de las formas más familiares de percepción moral e intelectual y el gran cambio de sensibilidad por lo tanto producido, constituye el tema propio de los estudios culturales sobre la política en un nuevo estado. (Geertz, 1997, p.26) Es muy fácil percibir este tipo de cambios de mentalidad, no solo porque sus manifestaciones son muy variadas e indirectas, sino porque son vacilantes, inciertas y contradictorias. Una creencia, una práctica, una idea o una institución condenada por atrasada a menudo es celebrada por la misma gente como la esencia misma de la contemporaneidad; y otras ideas e instituciones o creencias atacadas por extranjeras suelen ser saludadas como la expresión sagrada del alma nacional. 

Este carácter contestatario de la cultura popular es anárquico en el sentido literal que no está gobernado, pero no en el sentido popular de desorden; por ello en alguna de las decisiones más críticas relativas a la dirección de la vida pública no se toman en los parlamentos ni en los comités gubernamentales, se las toma en las esferas no formalizadas. 
En la actualidad en el Ecuador y la mayoría de los países de América Latina , sufren un deterioro de los valores culturales producto de la influencia de culturas extranjeras; el modernismo y la baja autoestima de quienes no sabemos valorar lo nuestro. Un autor sostuvo que las respuestas comunes que los sectores populares dan a la experiencia de la imposición aculturativa de las políticas estatales son: el resurgimiento de lo colectivo, lo comunal, la solidaridad, el intercambio; la informalidad económica, política y cultural, en suma, el resurgimiento de una variedad de identidades locales y regionales, étnicas y urbano periféricas con un creciente protagonismo consciente de todos los procesos culturales. ( Sánchez, 1982, p.44) Moya (1987, p. 123) fundamenta las potencialidades utópicas del movimiento y organizaciones indígenas en un sin número de análisis de símbolos culturales y objetos culturales, “haciendo hincapié en la necesidad de conservar y potenciar la cultura de nuestros pueblos y nacionalidades, incluyendo los avances científicos que estén a favor de los intereses más urgentes del hombre”. 

Debemos tomar en cuenta que los valores y significantes populares contraponen lo colectivo y comunal a la empresa privada, la solidaridad y el intercambio al individualismo competitivo; y lo más significativo, su creciente participación consciente en los procesos culturales a la necrófila imposición acumulativa. Valores y significantes mucho más cercanos al modelo de desarrollo de la escala humana, que al paradigma neo-liberal. Los valores son más resistentes al cambio y las pautas, pues la adhesión de un valor es síntesis de razonamiento y de intuición y toda adhesión implica la aceptación emotiva de un ideal como principio del ser y del obrar personales.

Este cargo emocional se mueve siempre en un ambiente de ambigüedad racional, característica fundamental de nuestras normas jurídicas, ya que la emotividad tiene esquemas distintos de lo racional y puede hacer coexistir valores que ocasionalmente no podrían permanecer juntos, este fenómeno explica de alguna manera la abultada demanda de interpretación de leyes al legislador. 

Cuando hay cambios en la sociedad aparecen valores sustitutivos que pueden convertirse en valores dominantes. En esta línea de reflexión, el cambio de valores muchas veces es una nueva jerarquización de los ya existentes, más que la creación de valores realmente nuevos. Dentro de esta corriente se generan en nuestros países modelos culturales alternativos, contra hegemónicos, auto gestionables, más democráticos, interculturales, con una visión crítica del problema. Es posible que el rango de generalización sea limitado, pero es un primer paso para continuar con el análisis de este problema de investigación que consideran fundamental y de suma importancia dentro del ámbito cultural.  

Lo Popular 

                               

Lo popular está basado a través de la historia en principios de solidaridad, confraternidad y comprensión, el saber compartir era un don de la antigua sociedad; con las diferentes conquistas han aparecido, vencedores y vencidos, dominantes y dominados, surgiendo la alienación de las culturas. 

Lo popular como proceso social se genera sobre la base de las diferentes bases sociales, tomando en cuenta que el capitalismo ha sido el eje de la hegemonía económica a través de la historia, y como resultado de sus procesos han dado para que existan gobernantes y gobernados, amos y esclavos, ricos y pobres, obreros y patrones, formándose así en nuestra sociedad las clases sociales. 

Dentro del proceso social podemos decir que lo popular se ha marcado directamente en lo que se denomina “pueblo sinónimo de pobreza”, tomando los contenidos culturales al mismo. 

Dentro de la modernidad y la moda, es decir de todo lo suntuario para la clase alta dueños del poder económico y del estado. Lo popular como proceso social pone de relieve la necesidad de un crecimiento amplio de las características socioeconómicas y culturales de los grupos campesinos y urbanos del país. 

Cultura Popular


                               

La cultura popular tiene sus raíces en el período de transición al modernismo y el aparecimiento de una nueva clase social producto del progreso alcanzado por un pueblo.

Si la cultura es toda producción material, intelectual y simbólica del proceso de humanización; la cultura popular estaría determinada por un conjunto de acumulaciones de experiencias y respuestas similares que provocan la creación de códigos, significantes y símbolos comunes, otorgándoles a sus actores y discursos una identidad que las diferencian de otras culturas. Un autor sostuvo que: La cultura popular se puede decir que nace de la manifestación que contiene elementos de identidad y de autenticidad. (Hidrovo, 1968, p.17) Otro autor define a la cultura como: La conciencia colectiva históricamente acumulada y que tiene contenidos de clase, según lo cual, el ámbito de lo popular se mueve y expresa tanto en ambientes rurales como en ámbitos urbanos. 

La cultura popular posee una fisonomía no bien integrada ya que es necesario un estudio específico de la producción, distribución y consumo de las manifestaciones culturales (García, 1991, p. 47, 48, 49) En fin cualquiera que san estos modelos tomados de la cultura popular, que presenten los llamados símbolos o sistemas simbólicos cognitivos, se presentan como fuentes de información en virtud de las cuales puede estructurarse la vida humana, son mecanismos extra personales para percibir, comprender, juzgar y manipular el mundo. Los esquemas culturales populares son “programas”, suministran un patrón o modelo para organizar procesos sociales y psicológicos, así como los sistemas genéticos proveen un correspondiente modelo de la organización de procesos orgánicos. 
Esta socialización se traduce en participación directa del pueblo en actividades colectivas, no solo en fiestas, sino también en las mingas, ceremonias religiosas, cosechas y otras, que permiten fomentar los valores de unidad, cooperación solidaria y además fortalecer costumbres y tradiciones del grupo.
Sánchez (1982, p.17) manifiesta que la cultura popular no necesariamente está identificada con un determinado sector o grupo social, hay por ejemplo una gastronomía, una religiosidad o una música popular que atraviesan las clases o sectores dentro de una misma sociedad. 

Estos programas de cultura popular son dinámicos por excelencia, permiten a los pueblos adaptarse a situaciones nuevas de la vida y coadyuvan a la transformación de su realidad circundante. Como elemento social que es la cultura popular, se transforma de acuerdo a los cambios sustantivos de la nación a la que pertenece, pero como receptáculo de manifestaciones socioculturales, permite conservar en su seno lo más valioso del patrimonio del pueblo y por ello adaptarse con éxito a las transformaciones sociales. 

Sin embargo se inclina por tratar de mantener el análisis de las formas simbólicas lo más estrechamente ligado a los hechos sociales concretos, al mundo público de la vida común y tratar de organizar el análisis de manera tal que las conexiones entre formulaciones teóricas e interpretaciones no queden oscurecidas; por ello para la investigación siempre se referirán a la cultura como: Un conjunto de conceptos y sistemas de conceptos muy grandes: integración, racionalización, símbolo, metáfora, ideología, ethos, revolución, identidad, estructura, rito, cosmovisión, actor, función, sagrado y desde luego el carácter popular mismo de la cultura entre otros, que se hallan entretejidos en el cuerpo etnográfico y que a su vez prestan apoyo a enunciaciones generales sobre el papel de la cultura en la construcción de la vida colectiva relacionándolas exactamente con hechos específicos y complejos. (Gueetz, 1997, p.38)




Noción de la cultura y su función en las sociedades El abordar la cultura y las fiestas del cantón Pujilí como la expresión cultural de un pueblo, significa desentrañar su contenido cultural enraizado en los valores populares, en el seno mismo del pujilense, que manifiesta sus vivencias, creencias, costumbres y no sólo el contenido de la fe. Este capítulo iniciará con el análisis del término cultura, definiendo su significado en su sentido más amplio. Un autor sostuvo que la cultura es un conjunto complejo que abarca los conocimientos, las creencias, el arte, el derecho, la moral, las costumbres, y los demás hábitos y actitudes que el hombre adquiere a lo largo de la historia en una sociedad determinada. (Guerrero, 1981, p.102)-Por lo tanto, la capacidad del hombre de crear imágenes, símbolos, creencias es lo que permitió la creación de la cultura, entendida la misma como una serie de comportamientos religiosos, de vivencias que ha sido desarrolladas por el hombre en una sociedad concreta y en un proceso histórico también concreto. Por tanto se puede comprender que en la cultura todos los elementos están íntimamente relacionados. Por ello Guerrero (1981, p. 110) recalca que, “evidentemente, la cultura no puede ser entendida sin la comprensión de la estructura socioeconómica que le corresponde, y ambas formas una unidad indisoluble”. 

Además la cultura es el resultado de la interacción entre hombres y la naturaleza. En este sentido son culturas, también, ciertas prácticas y observaciones que en otros contextos son codificadas con supersticiones, y son cultura en el sentido de que ellas constituyen un modo de vivir, el mundo y la vida. Este estudio de una manifestación de cultura no puede hacerse de una forma aislada, ya que toda cultura tiene su nota de historicidad que ofrece un pasado distinto del presente; un autor sostuvo que “la cultura, en un sentido más amplio, es el conjunto de benes de valores materiales y espirituales creados por la humanidad en un proceso de su actividad práctica, histórica y social” (Brumer, 1976.p.35) La cultura desde el punto de vista sociológico es posible, porque está inserta dentro de un conglomerado social del cual provienen una serie de costumbres, tradiciones, ideas y estímulos para el estudio de una conducta e identidad cultural. 

A pesar del sinnúmero de concepciones sobre cultura que podríamos citar, se toman como punto de referencia en esta investigación las ideas de un autor: debido a que es uno de los más originales y hondos antropólogos de su generación y es el principal abogado del movimiento intelectual tendiente a reanimar el estudio de la cultura entendida como “sistema simbólico”, ya que ahora es evidente, para virtualmente todos aquellos que quieren ir más allá de los aspectos descriptivos, que resulta muy difícil realzar análisis de mucha fuerza teórica partiendo de una noción tan difusa y empirista. Ya que han pasado los días en que los fenómenos sociales se explicaban describiéndoles como esquemas de cultura y observando que tales esquemas son transmitidos de generación en generación. 

(Geertz, 1997) El concepto de cultura que maneja este autor y señala que: La cultura denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medios con los cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan sus conocimientos y sus actitudes frente a la vida. (Gueertz 1997, p.89) Tomando en cuenta que, considerar las dimensiones simbólicas de la acción social como lo son: el arte, la religión, la ideología, ciencia, ley, moral, sentido común; no es apartarse de las problemáticas existenciales de la vida para ir a parar a algún ámbito empírico de formas desprovistas de emoción; por el contrario es sumergirse en medio de tales problemas. Siendo así los actos culturales: la construcción, aprehensión y utilización de las formas simbólicas, son hechos sociales como cualquier otro; son tan públicos como el matrimonio y tan observables como la agricultura. 

En este sentido, es necesario señalar que las particularidades de cada sociedad y sus actos aportan contenidos a la cultura y que en forma recíproca ésta ejerce ciertas funciones sobre la sociedad. Debemos comprender que existen culturas desarrolladas más dinámicas que otras. Es decir que la cultura, como todo, también está sujeta a una dialéctica de cambio y transformación constante. 

Es así que en sus interrelaciones culturales el ser humano da cuenta de un proceso de aprendizaje y desarrollo de funciones, a través de la participación, trascendiendo el ámbito educativo para llegar a la humanización de la especie que, se refieren a la socialización o educación del hombre-político, del actor social; sobre la base de los límites del presente trabajo. .Jaramillo y Raimondo, (1989, p.12) sostienen que: La socialización es un proceso permanente de aprendizaje, que surge de la interacción y de la integración individuoambiente social y físico; con los cuales un ser siente, conoce y actúa. Es decir, un ser humano, una persona. Una de las funciones de la cultura es ser política, es una forma de organizar las relaciones sociales, una forma de acceder, mantener o luchar por el poder. La cultura en el presente estudio cumple, entonces, una función importantísima como una forma de “organización” de la producción material, intelectual y simbólica, un modelo de continuidad, creación y percepción de la realidad. 

Así la cultura posee un sentido, una finalidad, una ontología, una intencionalidad. Cuando se describen y analizan largos procesos de producción cultural se capta las evidencias materiales, intelectuales y simbólicas de lo que se denomina “cultura” de un grupo o nación; se capta los productos del proceso humano y se lo caracterizamos como una forma cultural, con una identidad que la diferencia de las otras formas culturales. Sin embargo, cuando se analizan los procesos de producción de la cultura de diferentes grupos interrelacionados en espacios y tiempos relativamente reducidos, se puede dilucidar como resulta voluble y difícil caracterizar la identidad y las diferencias de la cultura. Esto se debe a que la cultura es el producto de un proceso que comprende y resume todos los ámbitos humanos: el biológico, el psicológico y el social. 

El resultado de la cultura se visualiza en la direccionalidad del proceso, en el sentido de la humanización. Cuando el hombre construye la cultura participativa integralmente, participa en distintas situaciones, asumiendo diferentes roles y ocupando diversas posiciones en la estructura social e institucional. Ese accionar humano y cultural se da en el contexto de una red de relaciones sociales inmediatas de un grupo ya sea espontáneo, por ejemplo de amigos; o institucional, como la familia, trabajo, etc. A la vez se circunscriben en relaciones sociales más amplias como locales, regionales, nacionales e internacionales. En esa red de relaciones sociales se da el proceso de construcción cultural. Este proceso de producción cultural no se ubica única y exclusivamente en los hechos trascendentales de la humanidad, ni de la sociedad (inventos, obras de arte, grandes construcciones, etc.) sino que a su vez se reproduce en lo cotidiano, en el tiempo sin conciencia de todos los días, en lo popular